Dices una frase con cierta timidez y tu interlocutor no te entiende; vuelves a decirla asegurándote en tu mente que sean las palabras que necesitas y dices la frase nuevamente. Tu interlocutor te escucha con atención y te pide que repitas otra vez, pero ahora modela la pronunciación de las palabras para ti!! Te das cuenta de que el problema es tu pronunciación y tu acento nativo. Te sientes incómodo porque no te entienden aún cuando en tu cabeza la frase sonaba correctamente porque repasaste rápidamente el vocabulario y la gramática y no detectaste ningún error.
Probablemente te has preguntado hasta que punto debes trabajar en tu pronunciación; la respuesta es hasta el punto en que no tengas problemas en comunicar el mensaje que necesitas. Recuerda que la pronunciación va de la mano con tu habilidad de expresión oral, y ésta a su vez, con tu comprensión auditiva. Aquí algunas ideas para desarrollar tu dicción.
1. Fíjate en las palabras que sean prioridad para ti y haz una lista para que las repitas constantemente.
2. Escucha y distingue los sonidos que no tienes en tu idioma nativo y trata de imitarlos.
3. Escoge un modelo de pronunciación que te guste y escúchalo con atención para que puedas reproducir los sonidos.
4. Explora recursos tecnológicos a tu alcance para practicar y corroborar tu pronunciación.
5. Escucha un texto corto en el 2o idioma y después graba tu voz leyéndolo; escúchate, compara, y reflexiona sobre tu desempeño.
6. Infórmate sobre la fonética del idioma que estudias.
7. Pregunta y aclara tus dudas.
8. Sé constante y dedica unos minutos cada día a practicar.
Tener conciencia de tus dificultades en el idioma siempre genera buscar estrategias de mejora.
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